Reflexiones sobre la visita al zoológico: ética y alternativas

Cada año, durante las vacaciones y los días soleados, muchas personas consideran visitar parques zoológicos acompañados de niños y niñas. Sin embargo, antes de hacerlo, es importante cuestionar qué valores estamos apoyando y enseñando a las futuras generaciones al mostrar animales encerrados de por vida solo para ser observados durante unos minutos.

¿Cómo se puede justificar la existencia de los zoológicos?

A menudo, se justifica la existencia de los zoológicos bajo el pretexto de que cumplen una función de protección y conservación de muchas especies animales. Pero, ¿qué significa realmente proteger? ¿Privar de libertad a individuos sanos capturados o criados en cautividad? ¿Ignorar las necesidades y estímulos que necesitan los animales que encerramos en ese lugar para llevar una vida plena?

Por otro lado, ¿de qué debemos proteger a los animales? Muchas especies que habitan en los zoológicos son víctimas de la caza legal o furtiva y de la deforestación. Algunas incluso están en peligro de extinción. Sin embargo, en lugar de prohibir las prácticas humanas que ponen en peligro sus vidas y las llevan al borde de la extinción, arrestamos a algunos individuos y los encerramos en contra de su voluntad. ¿Estamos realmente actuando por su bien o en beneficio de un negocio con principios éticos cuestionables?

La privación de libertad y sus consecuencias

La privación de libertad es algo evidente e inherente a un zoológico, aunque no es lo único que tienen que soportar los animales. La eutanasia y el traslado de individuos de un zoo a otro son dos prácticas permitidas que perjudican directamente las vidas de los animales en parques zoológicos.

No solemos pensar en ello, pero la eutanasia y el traslado de animales de un zoo a otro son prácticas comunes en la industria. Un zoo puede matar a un animal alegando el bienestar y la salud de los animales o por razones de gestión de poblaciones, es decir, para asegurar la supervivencia de los que tienen mejores genes de cada especie.

El secretismo sobre estas muertes es máximo, pero en ocasiones se denuncian sucesos y saltan a la prensa. Es el caso del zoo de Copenhague, en Dinamarca. En el año 2014, mataron a Marius, una jirafa de dos años de edad en perfecto estado de salud que representaba una carga, ya que no encajaba en el programa de cría de jirafas europeo. Lo ejecutaron con una pistola de perno cautivo, como las que se emplean en los mataderos, para no contaminar la carne y que su cuerpo sirviera para alimentar a los leones del mismo zoo.

A pesar de que varios zoos se ofrecieron para acoger a Marius y de que miles de personas firmaron una petición para intentar evitarlo, el director del zoo mantuvo su decisión hasta el final. Defendió su postura diciendo que el espacio ofrecido por otros parques debería ser ocupado por jirafas genéticamente más importantes. Además, autorizó que destriparan el cuerpo de Marius delante de los visitantes (incluidos menores) y se retransmitió el proceso en directo por Internet. Poco después, el mismo zoo mató a cuatro leones sanos cuya presencia ya no les convenía.

La eutanasia y el traslado de animales entre zoos se llevan a cabo sin tener en cuenta el bienestar de los animales. El traslado de individuos entre zoos es una práctica establecida que beneficia a las personas responsables de los zoos, pero ignora totalmente los intereses y el bienestar de los animales implicados.

Los zoos no solo privan de libertad a los animales, sino que también los someten a prácticas como la eutanasia y el traslado sin tener en cuenta sus necesidades y bienestar.

Alternativas para ayudar a los animales salvajes

Si realmente nos preocupan y queremos ayudar a los animales salvajes, existen otras formas de hacerlo sin visitar zoológicos. Podemos apoyar a los centros y organizaciones que se dedican exclusivamente a la recuperación, protección y liberación de especies animales en los lugares donde habitan.

Existen organizaciones como Animals Asia, que lucha por acabar con el mercado de bilis de osos en China y Vietnam, y ha abierto santuarios para rehabilitar a osos rescatados. También está el Proyecto Gran Simio, que trabaja para salvar a los grandes simios de la extinción y promueve su consideración como personas no humanas. Además, equipos como Sea Shepherd patrullan los mares y océanos para detener prácticas ilegales de pesca y salvar a los animales marinos en peligro.

Nada puede justificar la existencia ni la visita a un zoológico. Debemos reflexionar sobre los valores que estamos transmitiendo a las futuras generaciones y buscar alternativas más éticas para ayudar a los animales salvajes.

Como dijo Jane Goodall, fundadora del Jane Goodall Institute: cada individuo importa. cada individuo tiene un papel que representar. cada individuo marca la diferencia.